La Comisión Europea propone por fin prohibir el bisfenol A en materiales en contacto con alimentos
Hogar sin tóxicos lamenta que la decisión llegue tan tarde a pesar de existir evidencia científica desde hace más de 20 años
La Comisión Europea ha presentado la esperada propuesta de Reglamento por el que se proyecta prohibir la presencia del bisfenol A (BPA) en ciertos materiales que estén en contacto con alimentos y bebidas, incluidos plásticos y recubrimientos de envases. La Comisión justifica su propuesta en “el dictamen de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria, que indica preocupación por la salud humana”. También dice que “se abordará el uso de otros bisfenoles en los materiales en contacto con alimentos para evitar la sustitución del BPA por otras sustancias nocivas” y “establece excepciones y períodos transitorios que pueden aplicarse a las empresas”.
Según Carlos de Prada, responsable de la iniciativa Hogar sin tóxicos, que lleva adelante una campaña sobre la eliminación de esta sustancia desde hace más de 12 años, “la noticia es positiva en general, y es un auténtico hito sobre una sustancia sobre la que tantísima tinta ha corrido, pero es lamentable que haya habido que esperar tanto tiempo para que por fin propongan formalmente su prohibición". Francia, por ejemplo, haciendo caso de la ciencia, ya decidió eliminar hace más de una década el BPA en materiales en contacto con alimentos”.
“Había evidencia científica desde hace más de 20 años de que el BPA puede dañar la salud, con frecuencia incluso a dosis mínimas. Pero la resistencia a escuchar a la ciencia ha propiciado que cientos de millones de personas se hayan estado exponiendo cotidianamente a la sustancia durante años y que muchas de ellas puedan haber sufrido consecuencias. Alguien debería exigir responsabilidades a la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) que durante tanto tiempo estuvo sosteniendo que era seguro que nos expusiéramos a concentraciones de bisfenol A de entre 20.000 y 250.000 veces más altas de las que ahora nos dice que son seguras”, indica Carlos de Prada.
Para Hogar sin tóxicos, lo sucedido con el bisfenol A es emblemático de lo “defectuoso que es el Reglamento REACH, la principal norma europea que debiera controlar los productos químicos y que es un coladero que permite que nos expongamos a infinidad de sustancias tóxicas”. Por ello, denuncia que la Comisión Europea “haya frenado la prometida reforma de REACH para contentar a la industria química. Si tal normativa no se reforma profundamente, y pronto, los europeos seguiremos durante muchos años sin la debida protección de nuestra salud frente a muchas sustancias tóxicas”.
Catalogado oficialmente como “extremadamente preocupante”
El bisfenol A es una sustancia catalogada oficialmente como “extremadamente preocupante”. La exposición al BPA, incluso a muy bajas concentraciones, ha sido asociada a efectos negativos en el sistema inmunológico, así como en el neurodesarrollo, bajo peso al nacer, esterilidad, obesidad y enfermedad metabólica, riesgo de cáncer relacionado con hormonas o enfermedades cardiovasculares, entre otros. Sin embargo, las medidas adoptadas hasta ahora han sido muy insuficientes.
La Agencia Europea de Medio Ambiente (EEA) denunció que la regulación actual no ha servido para evitar que "la exposición de la población [al bisfenol A] siga siendo demasiado alta, superior a los niveles que se consideran seguros”. La EEA se basaba en los informes de la Iniciativa Europea de Biomonitorización Humana (HBM4EU) y de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) alertando de que “existe un problema de salud actual por la exposición dietética al BPA, especialmente de los alimentos enlatados, que resultó ser la fuente de exposición más importante para todos los grupos de edad”.
La HBM4EU, tras realizar miles de analíticas en una muestra representativa de toda la población, reveló que todos los adultos de Europa tienen presencia en su organismo de bisfenol A(BPA). El 50% de ellos tenían también presencia de otros bisfenoles, usados en cantidades crecientes como sustitutos del BPA, como es el caso del BPS y el BPF (en ocasiones en concentraciones elevadas).
La llamada “sustitución lamentable”
Precisamente, el borrador de Reglamento que acaba de presentar la Comisión alude a una restricción de "otros bisfenoles". Pero, según comenta Carlos de Prada, “lo hace de un modo limitado y finalmente podría ceñirse solo a unos pocos de esos bisfenoles, cuando realmente la ECHA habla de más de una treintena que es posible que deban ser restringidos por sus riesgos”. Restringir solo unos pocos no evitaría debidamente el riesgo de la conocida como “sustitución lamentable”, que en realidad ya se está produciendo; es decir, sustituir el BPA por otros bisfenoles que pueden acabar produciendo efectos semejantes a los del BPA.
Chemtrust, organización europea que hace un seguimiento de la política de productos químicos, aplaude que la propuesta de la Comisión aluda a otros bisfenoles además del BPA y valora positivamente aspectos como que la restricción que se proyecta se aplique automáticamente a los bisfenoles una vez hayan sido clasificados oficialmente como peligrosos en aplicación de REACH. Pero estima, en consonancia con lo comentado desde Hogar sin tóxicos, que la norma debería ser más preventiva, de modo que su redacción no lleve a que solo se puedan restringir unos pocos bisfenoles, sino a muchos que se sospecha que tienen efectos cancerígenos, mutagénicos, tóxicos para la reproducción o disruptores endocrinos.
Otra laguna de la norma propuesta, y que Chemtrust denuncia, es que, en lugar de dar un listado, por amplio que sea, de materiales que pueden verse afectados por la prohibición, debería asegurar de forma más nítida que se incluyan absolutamente todos los tipos de materiales que puedan estar en contacto con la comida y también, por ejemplo, materiales reciclados (que pueden estar contaminados con estas sustancias). Además, Chemtrust subraya que los plazos de transición que se conceden a la industria en la propuesta son excesivamente largos, hasta de varios años, por lo que deberían acortarse para frenar lo antes posible la exposición humana a estas sustancias, especialmente en el caso de personas más vulnerables como embarazadas y niños.
Por otro lado, según Chemtrust, la propuesta también abre la puerta a “exenciones” por las que se podría autorizar el uso de algunos bisfenoles, aunque puedan estar clasificados como de riesgo, si se presenta una solicitud. Finalmente, esta organización solicita la urgente reforma de la obsoleta normativa europea sobre materiales en contacto con alimentos para que se garantice la debida protección de la salud pública.