Sección: Alimentacion ecosana Publicación: Revista nº 139
Mitos y realidad sobre el consumo de edulcorantes
Los edulcorantes naturales son sustancias dulces que se encuentran en la naturaleza, como la estevia, el eritritol, el xilitol o la panela, y se obtienen de fuentes vegetales o minerales
Los edulcorantes son aditivos alimentarios que sirven para endulzar comidas y bebidas tales como los lácteos, los postres o los refrescos. Tienen menos calorías que el azúcar y por eso en muchas ocasiones se utilizan como sustitutos de este carbohidrato proveniente, en su mayoría, de la caña de azúcar o la remolacha. No obstante, aunque todos los edulcorantes deben consumirse con moderación y siempre hay buenas alternativas, algunos son mejores que otros para la salud. Por eso resulta esencial conocer en detalle qué tipos existen y cuál es su origen.
Edulcorantes naturales y artificiales
Según su proveniencia, los edulcorantes se pueden clasificar en dos tipos: artificiales o naturales. Los primeros son compuestos químicos sintetizados en laboratorios y elaborados con el objetivo de imitar el sabor dulce. Algunos ejemplos podrían ser la sucralosa, la sacarina y el aspartamo. Por su lado, los edulcorantes naturales son sustancias dulces que se encuentran en la naturaleza, como la stevia, el eritritol, el xilitol o la panela, y se obtienen de fuentes vegetales o minerales.
“Algunos edulcorantes naturales populares incluyen la estevia, el eritritol, el xilitol, la miel, el sirope de agave y la panela. La estevia y el eritritol son probablemente los más consumidos debido a su bajo contenido calórico y su capacidad para endulzar sin elevar significativamente los niveles de azúcar en la sangre”, explica Óscar Sánchez, del departamento de Comunicación y Marketing de NaturGreen.
Sin embargo, el experto señala que, aunque el término “natural” evoca asociaciones positivas para el cuerpo, estas no tienen por qué ser reales. “No todos los productos naturales son necesariamente saludables, aunque sí ofrecen una alternativa más limpia y menos procesada a los edulcorantes artificiales. La mejor opción sería buscar alternativas naturales y ecológicas, para asegurar que es auténticamente natural y no hay uso de pesticidas químicos ni aditivos en el producto”, aclara.
Consumo de edulcorantes
Dicho esto, queda claro que siempre que alguien decida consumir productos edulcorados, es mejor que estas sustancias sean naturales a que sean artificiales. Tal y como reafirma Óscar Sánchez, las ventajas que presenta un tipo frente al otro son varias. Por un lado, “los edulcorantes naturales suelen ser menos procesados y no contienen aditivos químicos artificiales. Además, muchos edulcorantes naturales como la estevia y el eritritol tienen un menor impacto en los niveles de azúcar en la sangre, lo que los hace adecuados parapersonas que siguen dietas bajas en carbohidratos o que tienen diabetes”.
Por eso, bajo su punto de vista y siempre que se tomen con moderación, los edulcorantes naturales son una fantástica opción para aquellas personas que quieran reducir su consumo diario de azúcar. En palabras de este experto, suelen ser bien tolerados por el cuerpo y tienen menos probabilidades de causar efectos secundarios adversos que los edulcorantes artificiales. Además, al obtenerse de fuentes naturales, garantizan una mayor transparencia y confianza a la hora de entender qué estamos ingiriendo.
En este sentido cabe apuntar, además, que mientras que el azúcar blanco o los edulcorantes artificiales son calorías vacías, los edulcorantes naturales tienen nutrientes y vitaminas procedentes de las fuentes vegetales de las que se han extraído. La miel, por ejemplo, tiene vitaminas como la B1, B2, B3 y B5 y minerales tales como magnesio, hierro, yodo y potasio. La panela, por su lado, cuenta con minerales como el potasio, el cobre o el fósforo. Pero las cantidades de estos nutrientes que tienen los edulcorantes naturales son tan bajas que se deberían consumir en grandes cantidades para notar sus beneficios.
Teniendo todo esto en cuenta, en una nueva directriz sobre dietas saludables publicada en mayo de 2023, la Organización Mundial de la Salud (OMS) aconseja reducir el consumo no solo de azúcar blanco, sino también de cualquier edulcorante sin azúcar. Según este organismo internacional, el consumo continuado de estos edulcorantes no ayuda a reducir la grasa corporal y, lo que es peor, podría aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares en adultos o diabetes tipo 2.
Cabe señalar que esta recomendación va dirigida a todos los adultos, a excepción de a las personas con diabetes preexistente. En este último caso, la OMS recomienda seguir las indicaciones personalizadas de los profesionales de la salud.
Cómo sustituir los edulcorantes
La OMS insta a los adultos a reducir el consumo de azúcar al 5% de la ingesta calórica diaria. Esto se traduce en tomar, como mucho, 25 gramos cada día. Por eso son muchas las personas que han cambiado el consumo de azúcar por el de otros edulcorantes. Teniendo esto como base, piensan que los edulcorantes sin azúcar pueden servir para controlar el peso o reducir el riesgo de las enfermedades asociadas a este carbohidrato. Pero si bien son una mejor alternativa al azúcar blanco, desde la entidad internacional sugieren que tampoco son sanos.
Así pues, todavía hay algo mejor que los edulcorantes naturales: los alimentos dulces en sí mismos. Los nutricionistas recomiendan endulzar, siempre que se pueda, con fruta fresca o deshidratada e incluso con verduras. Por ejemplo, añadir trozos de plátano, higos o peras al yogur natural o a los guisos podría ser, según los expertos, una fantástica alternativa tanto al azúcar blanco como a los edulcorantes no azucarados.
Por otro lado, las cremas de frutos secos también son una alternativa mucho más saludable que los edulcorantes, ya sean naturales o artificiales. Incluso especias como la vainilla o la canela pueden servir para endulzar los alimentos. Tal y como se ha mencionado, estas opciones son mejores que los edulcorantes naturales. Aun así, estos últimos, si se consumen con moderación, no tienen por qué ser un problema para la salud.