Sección: Salud Publicación: Revista nº 139
Suplementos y hábitos saludables para la salud osteoarticular
Alrededor del mundo hay millones de personas que sufren problemas de huesos y articulaciones. Afortunadamente, existen complementos alimenticios que pueden ayudar a aliviar los síntomas de algunas patologías y a prevenir la aparición de otras
La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que alrededor de 1.710 millones de personas en el mundo sufren algún tipo de trastorno musculoesquelético. Estos pueden afectar a varios sistemas del cuerpo a la vez, a la columna vertebral, a los músculos, a los huesos o a las articulaciones. Si bien el dolor lumbar es el más extendido entre la población, los trastornos musculoesqueléticos de las dos últimas categorías también tienen mucha prevalencia. De hecho, los más comunes son las fracturas, la artrosis, otros traumatismos, el dolor de cuello y la artritis reumatoide.
La artrosis, por ejemplo, es una enfermedad articular degenerativa que cursa con dolor, hinchazón y rigidez y que puede afectar incluso a los tejidos que rodean las articulaciones. Esto puede provocar problemas de movilidad en los pacientes, algo que también ocurre con la artritis reumatoide. Esta segunda patología causa inflamación en todo el cuerpo y dolor en articulaciones, pero además puede afectar a los pulmones, al sistema nervioso y al corazón, señalan los expertos.
Según los últimos datos publicados por la OMS, en el año 2019 había 528 millones de personas alrededor del mundo que sufrían artrosis (7 millones en España, apuntan desde la Fundación Internacional de la Artrosis) y 18 millones diagnosticadas con artritis reumatoide. Pero si bien se trata de patologías crónicas y debilitantes, en el mercado hay complementos alimenticios para la salud osteoarticular que pueden ayudar a las personas que las padecen.
Suplementos alimenticios para la salud osteoarticular
En palabras de Andrea Narro, Responsable de Marketing de Eladiet, dentro del mercado articular existen diferentes tipos de complementos alimenticios destinados a la salud osteoarticular, dependiendo de la acción principal que hagan. “Se dividen en dos grupos principalmente, el primero destinado a la prevención del desgaste de huesos y
articulaciones y el segundo enfocado a aliviar síntomas e intentar regenerar las estructuras desgastadas”, señala.
De este modo, explica la experta, también se puede distinguir entre varios perfiles de consumidores de estos productos. Por un lado están aquellas personas que quieren aliviar sus síntomas y por otro aquellas que quieren evitar su aparición. Dicho de otra manera, quienes compran complementos nutritivos para la salud osteoarticular son, por una parte, personas que tienen problemas relacionados con los huesos y las articulaciones, tales como lesiones deportivas, artritis u osteoporosis, un trastorno caracterizado por la pérdida de densidad mineral ósea y un deterioro del tejido óseo que aumenta el riesgo de sufrir fracturas. También aquellos pacientes que no tienen una enfermedad crónica, sino que sufren algún tipo de molestia pasajera como consecuencia de malas posturas, inflamaciones o pequeñas lesiones.
Por otro lado están aquellos ciudadanos que consumen suplementos alimenticios con la intención de que sus huesos y articulaciones no se desgasten. Dentro de este segundo grupo están quienes practican deporte de alto impacto que pueden desgastar las articulaciones, quienes simplemente quieren prevenir problemas futuros y quienes llevan una dieta deficiente en cuanto a nutrientes necesarios para la salud ósea se refiere, es decir, quienes no toman la cantidad suficiente de nutrientes como el calcio o la vitamina D.
Así pues, las personas que toman complementos alimenticios para la salud osteoarticular pueden hacerlo movidas por dos razones diferentes. No obstante, todos estos productos, sea cual sea su fin, tienen algunos ingredientes comunes. “En este tipo de complementos podemos encontrar calcio, vitamina D, vitamina K, magnesio, colágeno, glucosamina, condroitina, msm y extractos de plantas como la cúrcuma, el harpagofito o la boswelia”, explica Andrea Narro.
Además, hay algo que también comparten todos los suplementos nutritivos: tienen una base científica. “El complemento alimenticio ha de cumplir la finalidad prevista, en este caso el mantenimiento de la salud ósea y articular. Para ello, la información del mismo y su fabricación ha de reflejar unas buenas prácticas de fabricación, con estrictos controles de supervisión desde el origen, es decir, dando una especial importancia a la selección de los ingredientes (origen e identificación de la materia prima), características idóneas de cada preparado o extracto vegetal”, comenta la experta.
Para ello, detalla Andrea Narro, “se deberán seleccionar, además, ingredientes con rigor científico, a menudo respaldado por datos clínicos propios del laboratorio, o partiendo de monografías oficiales o publicaciones científicas, asegurando la dosis correcta, es decir, las cantidades suficientes de cada ingrediente, que asegurará tanto su eficacia como su seguridad”.
El papel del profesional
No todos los trastornos osteoarticulares son iguales y tampoco todas las personas tienen las mismas necesidades. Así pues, siempre se debe seguir el consejo profesional para llevar a cabo el tratamiento adecuado. Cuando se trata de complementos alimenticios, por tanto, el papel de los dependientes y las dependientas en el proceso de compra resulta crucial. De esta manera lo ve Andrea Narro, quien opina que estos profesionales “deben estar bien informados sobre los productos disponibles, sus beneficios y posibles contraindicaciones”.
Según explica la experta, “su función es asesorar a los clientes de manera profesional y ética, recomendando los productos más adecuados según las necesidades y características individuales de cada persona”. Pero además, también “pueden ofrecer orientación sobre hábitos de vida saludables que complementan el uso de los suplementos”.
En este sentido, la OMS señala que para los pacientes con artrosis es recomendable mantener un peso saludable y realizar actividad física para fortalecer los músculos afectados, mejorar la movilidad y reducir el avance de la enfermedad. Por otro lado, indican que para prevenir o controlar la artritis reumatoide se debe evitar la inhalación de sílice o polvos, no fumar, llevar una dieta sana, hacer ejercicio regularmente, controlar el peso corporal y llevar a cabo una buena rutina de higiene dental. Y para los pacientes con osteoporosis proponen evitar el tabaco y el alcohol, tomar la cantidad diaria de calcio establecida como óptima dentro del país y exponerse lo suficiente a la luz del sol paramejorar los síntomas.
No obstante, estas son solamente las recomendaciones generales de la Organización Mundial de la Salud para tres de los principales trastornos osteoarticulares. Pero existen muchos otros y el caso de cada persona es único. Por ello, tal y como explica Andrea Narro, resulta tan importante el papel de los profesionales que se encuentran detrás del mostrador. Porque ellos están capacitados para valorar la situación y las necesidades de cada paciente, recomendarle los productos que más le convienen y aconsejarle de manera personalizada.